viernes, 13 de marzo de 2015

Como un domingo en verano

Nunca fue una explosión selectiva, nadie supo bien como fue, la federación de empresas usurpadoras unidas  concluyo hace dos años que el planeta entró en una crisis sin precedentes, la felicidad rebalsaba los medios y la miseria entre las familias estaba ungida de una aceptada solemnidad, los respetados militares de este pequeño país salieron a librar la ultima batalla por aquel divino bien del estado, mecanismo creado siglos atrás para mantener la explotación de algunos chimpancés que según ellos por derecho ostentaban alienar a los demás para servirles y respetarlos en una condición un poco menos obscena que una yunta de bueyes.

Esta todo intacto,casas, plazas, edificios, arboles, calles y mas que uno que otro monumento al ego humano, frágil y mentirosa representación de aquellos bípedos que no existen mas, borrados como las bacterias ante la luz ultravioleta.
Ahí esta corriendo pichulo, mi perro, libremente por las calles comiendo lo que encuentra y meando todo a su paso, cuando era pequeño salía a la calle pero en sucesivas ocaciones se nos perdía, casi lo atropellaban, es por aquellas cosas que después nunca lo dejamos salir , tardes enteras lloraba y paraba cuando de un grito hacíamos callar su angustia canina, mal llamado aullido.
se conformaba con tratar de abrir el portón o irse a dormir al fondo para jugar en sus sueños en algún lugar verde con agua y perritas olorosas, ahora no se si comerá dos veces al día un cartílago procesado con olor a carne, pero corre lengua afuera por esta desolada ciudad encontrando la compañía de alguna jauría radioactiva o de alguna cachorra zombie a la cual emperrunar, allí donde llegues pichulo en tu corazón llevas la esperanza del nuevo mundo y en tu memoria la tragedia humana, eso si, en blanco y negro.